"... Las personas y los animales dejaron de ser simple materia viva y se convirtieron en esencia. Mi cuerpo pasó a ser mi templo. Mi mente y mi ego ya no daban órdenes, ahora mi alma tomaba las decisiones, por raras y diferentes que llegasen a parecer...".
"...Pensé que si ingería leche de un animal triste y estresado, esa energía me influía sin yo saberlo, y no estaba equivocada. El mayor cambio lo sentí entonces, las energías tristes de los pobres animales dejaron de afectarme. Me sentí muchísimo más sana...."
Publicado en la Revista Cocina Vegana
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